Por si te vuelves a ir y me dejas con la
esperanza hecha añicos, otra vez.
Por si te vuelves a ir y me dejas a
solas con mi peor yo, aún sabiendo el miedo que me da.
Por si te vuelves a ir y me dejas con
ganas de más y sin ganas de todo.
Por si te vuelves a ir y te lo llevas
todo, todo menos mis miedos, mis inseguridades y tu olor pegado en mis sábanas,
en mi ropa, en todas partes.
La culpa fue mia, por hacerte pensar que
tenias derecho a reventarme el corazón sin más y luego volver como si nada. Por
abrirte la puerta a las tantas de la madrugada cuando te daba por buscar
nuestro amor en el fondo de la botella y creerme tus excusas baratas empapadas
en vodka del malo. Pero joder, como pesa el frío y que grande se me hace la
cama cuando te echo de menos.
Mía, la culpa es mía, por echarme la
culpa cuando fuiste tú el que me prometió las estrellas y acabó estrellándome
sin piedad contra el frío muro de la realidad. Una realidad contigo pero sin ti
que no me daba la gana de aceptar.
Contigo en mi cabeza en vez de en mi vida, en definitiva, contigo pero sin ti.
La culpa fue mia por buscarte en cada
calle, en cada esquina, en cada vaso, en cada rincón aún sabiendo que ya no
estabas, por buscar el calor en otros brazos aún sabiendo que en los brazos
equivocados no se quita el frío.
Porque fuiste tú y solo tú el que
prometió, prometió y prometió y no cumplió ninguna de sus promesas.
Tú, maldito inconformista que no te
bastó con romperme el corazón una vez, ni dos, ni tres, sino que decidiste
pisotearlo y hacerlo polvo sin más.
Tú, que con una mano me tocabas el alma
y con la otra me arrancabas el corazón.
Tú, que no te bastó con bajarme la luna
y decidiste subirme hasta ella para luego empujarme y verme caer. Una y otra
vez.
Ya ni si quiera recuerdo cuantas veces
tropecé con tu estúpido ego, ya no se cuantas excusas puse por cada puñal que
me clavaste y he perdido la cuenta de, aún habiéndome hecho tanto daño, cuantas
veces recé para cruzarme contigo aunque fuese por casualidad, cuantas veces me
prometí a mi misma que era la última vez que te dejaba entrar mientras tú me
sonreías y me decías “la penúltima, siempre la penúltima”. Y que razón
tenías.
A ti, que te has cargado una por una todas
mis canciones favoritas haciéndome imposible escucharlas de nuevo sin que algo dentro de
mi cruja, sin pensar en ti, en lo feliz que vivía en mi mentira contigo y
como me desperté tiritando en una realidad sin ti y con el corazón
lleno de astillas.
A ti, que ignorabas mis palabras cuando te
decía que me iría lejos de aquí, que no reaccionabas hasta que no me veías en
la puerta, te reías y me decías “¿A que no te vas?” y yo no me iba porque en
ese entonces creía que nadie me haría sentir lo que me hacías sentir tú.
Hubo un tiempo, aunque no me guste
admitirlo, que sin ti yo no, pero yo ya no más. Que no te necesito, que no, que
conmigo no juegas más. Que ahora soy yo la que me bajo la luna si quiero verla
de cerca, que si tengo frío me tapo y que ya no te echo de menos, ahora te echo
de más. Que me he cosido un chaleco antibalas pensando en tus brazos, en tu
sonrisa, en tus ojos, en tu palabrería barata, que eso ya no sirve. Que ya no
te busco y si te encuentro de casualidad me hago la tonta. Que ya no más, que
ya no te abro más la puerta a ninguna hora, vete con tus mentiras, tus palabras
vacías y tu vodka barato. Que si algo me enseñaste en todo este tiempo es que
un corazón roto sigue latiendo y que si en esta vida nada es para siempre, el
dolor tampoco.
Créditos de la foto a mi maravillosa artista @Hazzatumbo ;
Instagram: Hazzatumbo
(Os aconsejo que os paséis por su instagram y facebook para echarle un vistazo a sus trabajos, muy recomendables)
I.Exposito